17 de diciembre de 2012

Cómo calentar una cama para uno

El otoño se ha quedado tu nombre.
Y la ciudad, y las calles;
y los cantautores, y las palabras,
y el fin del mundo.

Lo bonito que tiene mirar tu ausencia,
es que no te puedes desnudar la sonrisa aunque quieras.
Lo malo es, que tampoco me la puedes desnudar tú a mí.
Y mira que quiero.

He puesto dos mantas de más en mi cama,
para hacer más realista la fantasía de tu peso oprimiéndome,
aunque ya me pese tu ausencia.

He puesto dos mantas de más en mi cama,
aunque nunca pase frío.
El invierno no sabe entrar en mi cuarto
desde que mis oídos saben escucharte diciendo cosas
que es probable nunca pienses de mí.

He puesto dos mantas de más,
por si da la suerte de que un día
me pongas unas bragas de menos,
o una lencería de caricias. Sólo tuyas.



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