26 de septiembre de 2022

Borracha tu nombre enconao

Te quiero

Cómo?
Lo sabes. Te quiero. Te amo.
...
Lo siento.
No... Está bien, no sientas nada
Sí, sí, lo siento
El qué?
Insistirte reciprocidad. Mirarte tiempo de más. Incomodarte dándote silencios que rellenases esperando algo que no tenías dentro.
No hiciste nada de eso.
Me ardía todo tan fuerte dentro...
... No te preocupes.
.
.
Y ahora?
Y ahora?
Sí, y ahora?
Seguimos
Yo no puedo más
Yo no puedo cambiar lo que siento
Yo tampoco

Engancharse a la pena

Tengo miedo a que todo desaparezca.
Miedo a quedar dormida, despertar, y que el mundo no exista como lo conozco.
Después de irme echando pestes, me atrevo a culparles de no recordarme.
Ser extranjera en mi propia casa.
El hogar es un cristal frágil,
cuando se rompe centellea en mil añicos afilados.
Se clavan, devolviéndote tu mirada atónita.

Irme lejos en el mapa. Donde hay dragones. 
Donde no escucho el CHÁSS!! de mis latigazos.
"No eres de aquí". CHÁSS!
"No eres importante". CHÁSS!
"No te recuerdan". CHÁSS!
 Pubertar de nuevo.
¿A dónde te vas cuando de lo que huyes es de dentro?

La playa petá

 La alegría nos permite estar más juntos

El estar más juntos nos permite alegría
Los países de distancia son también los más silenciosos
La alegría, o el dolor, son de naturaleza ruidosa. La intensidad no pasa desapercibida.

28 de agosto de 2022

Cosas que no están (LO INVISIBLE)

La realidad es una dimensión diferente de lo imaginario.
Por esa razón, el arte es la hostia.
Porque trae a este mundo de leyes mortales la obra que pertenece al universo de lo ficticio, 
de lo irreal, de lo que desafía las leyes de la materia y lo que conocemos.
En forma y experiencia.

Me gusta esa mirada de la artista. 
Cuando mira a un punto de su entorno, como un edificio de la calle, sin ver, y ve cosas.
Y tú ves que lo que está viendo no está en el edificio. 
Son sus ideas. Sus películas. Como si saliesen de su cabeza y se colocasen, delante de sus ojos.
Tú no puedes verlos. Pero ellas lo ven. 
"Artistas somos todas". Pues no, tampoco.
Si bien que todo el mundo tiene algo de arte propio.
Porque hay arte en la vida. Le pese a quien le pese.

Hay gente que no ve nada, o que no sabe lo que ve. 
Yo soy de las que no saben lo que ve. 
Pero lo siento dentro. 
No puedo materializarlo en algo que no sea mi cuerpo, pero lo siento. 
De algún modo, aunque no sea el coreográfico, también soy artista. De la pista.

6 de junio de 2022

Canciones de reggaetón sin swag

Con la pantanosidad de la noche se me desbloquea tu fantasma

Me adentro en los bosques en los que te albergo 

Cuando la oscuridad absorbe la vigilia

Provoco a mi memoria física

Tu toque
 
Tu cuerpo convertido en casa
 
La proyección me inunda
 
Me escurre
 
Me empapa una carrera de rally por dentro de la piel
 
Te siento en físico trescientos sesenta

Presionandome
 
Integrandote en mis espacios
 
Sedientos de intoxicarnos
 
Comprometidos con el momento y con el otro

Una conexión sagrada, que intuyo está cortada al otro hilo.
 
Estamos juntos frente al otro, pero solo uno tiene vértigo.
 
Yo vivo en un parque de atracciones
 
En el que se encienden todas las luces y maquinarias
 
Cuando sé que en cualquier momento vas a entrar por la puerta 

Enamorarse le pasa al cuerpo

Como le pasa la muerte de un padre

Yo contigo he replantado dentro una foresta, un santuario
 
En el que te protejo imaginariamente de mis ataques
 
Tanto sé que esto no es mutuo
 
Que en mis fantasías me quiebro la cabeza

Evitándote mis estorbos.

1 de junio de 2022

Two strangers that knew each other

 

Upbeat music. Neon lights. Flash lights. Dark background. Tiredness and smoke in the air. Loud music beat, heat in the air. Smoke in the air. Sweat in the air. A crowd soundscape and landscape party dressed, moving sensually to the rythm, sinuously, in curve, many with body parts and different coloured bare skin on sight. Suggestive, but unappealing, frightening instead. She watches all in slow motion. Dressed as a tokio 00's pop culture, leaning on the coats couch in one dark corner of the room. Seeing, but unseen. Active, but unparticipative. Allowing in all the revelations of perspective that bring stayin' awake at that hours in the am. All the worries. All the regrets. All the unsatisfied desires. All the true desires.

He vibin' in the middle of the crowd, takin' smokes after another and exhaling them into the air. For him it's just the moment, the wall of people around him bumping into him and each other slowly, sometimes a current of two or three people brush his back in one direction as they make an expedition to the bathroom passing through the multitude. 

She decides to step out of her thoughts and of the coats couch in her corner, to adventure herself for a walk around and into the bathroom; not really out of a need to pee, but to task herself in the durational scenario of the night. As she steps near the sticky floor of the bathroom, the cloud of podrid coming out of the toilet cabin smell backs her off. Instead, she takes a look into the room on the left, where the slow RNB dj is displaying an environment of concious releasing into the streams of night and somehow party meditation. She passes through some people corridors, and some others that she strugglily opens, carefully pushing with some frustration till she finally puts herself people walls further. She tries to stay in one spot and move, dance in the limited space that she finds herself in. But she doesn't believe for too long in the proposal. Before she decides to leave, she's tapped in the back by a familiar touch. It's him, with the happy face of somebody that does belong to the scenario.

Him: Where were you?

Her: Did you even leave this room since we arrived?

Him: Don't you like the music?

Her: You mean this noise? (points to the atmposphere)

Him: Are you not enjoying?

Her: Do you enjoy it when your friends don't miss you?

Him: You wanted me to look for you?

Her: Were you not worried that something happened to me or that I might be crying in the bathroom?

Him: Are you mad at me?

Her: Are you high?

Him: Don't you want to stay and dance for a while?

Her: In which space?

Him: How much space you need to make a dance?

Her: How many people around you do you need to forget you're alone? 

Him: Are you scared of me?

Her: But dance how?

Him: Can we try to dance in a hug?

Her: In a hug?

Him: Or just come closer?

Her: Do you want to fuck?

Him: Is that why you would bring us here tonight?

Her: No

Him: Then?

Her: What

Him: Stop.

Her: Stop?

Him: Relax.

Her: pffff. Okay.

Him: Come.

They take each other with their foreheads leaning towards each other's. The world around them persists, the noise, the crowd, but it's numbed, like coming from behind a 2 meters thick wall.






Um mosquito a morrer

Luz neón violeta. Tá!!!!

18 de mayo de 2022

Les falta una guerra civil

En este planeta, extraño, donde soy una extraña, hay muchas cosas diferentes. Diferentes, o nuevas. Que siempre estuvieron aquí, pero que para mí son nuevas porque soy la que llega ahora. Mi ahora es su siempre.

No hablan ruidosamente en el metro, ni en el bar (el café). O lo hacen solo con justificaciones contextuales. Como si la emoción no les desbordase y les saliese a flor de piel, en gritos de júbilo o contando anécdotas a voces aunque estén sentados a una distancia mínima pero te hablo como si estuvieses a veinte kilómetros.  Y no por la mera jalabaría (un par de veces me pasa que invento palabras porque el vocabulario que tengo no me llega para expresar lo que quiero. No que yo sea inteligente, es que esa palabra existe, pero yo la desconozco por excesiva ignorancia) de vivir con el volumen de la alegría, o del cabreo, bien alto. Pienso que hay sitios donde la vida se vive más intensamente, y eso se nota inevitablemente en la voz. Pero aquí no.

No cantan, flamenco al menos. Cantan fado. Lloran cantando. Lloran hablando también. Las mujeres tienen una voz irritantemente aguda, como si estuviesen siempre "resmungando". Como el lloro de un chihuahua lastimado. Los hombres, son machistas: João, Nuno, Tiago. Las mujeres, también. Joana, Catarina, Rita, Andreia. Todos son machistas.


Viven en un tiempo donde convive la costumbre de marcar en la agenda un jantar con el padrino. En la agenda del smartphone.

No es fácil improvisar. No está a la orden del día.


La clase política no les supone el pan y circo que a nosotros. Parece, diríase, que hasta hacen su trabajo, que es no dar la lata. Si bien es verdad que desde que vivo aquí no veo la tele. 

Come-se maracuyá. Sopa sem batata. O menú completo (sopa, prato do dia, bebida, café) custa seis euros. Bebem café a noite.  Cravos no 25 avril. O amor é metálico. Gostam se irritar na vida privada. Nós irritámonos tanto em privado como no público.

 

En este planeta, extraño, donde les falta una guerra civil, se comportan como civiles. 

Donde el machismo mata también, y mi privilegio no me deja ver a través.

Estoy en casa.

La-que-no-quiere-ser-nombrada ha vuelto

Hola. 

He vuelto. 

Después de nosecuantos años (siete, y ocho meses), en forma de chapa. 

Con una lengua más en el disco duro. 

Un cuerpo diferente. 

Un corazón diferente. 

Unas ganas diferentes. Una autoestima similar.

Admiro con agrado disfrutar de cosas que me parecían ridículas sólo por venir de mí.

 Que incluso disfruto de leerlas. Confirmándome que el momento creativo y el de revisión se diferencian en el tiempo. 

"Escribir con el último whisky de la noche y revisar con el primer mate amargo de la mañana" 

También me admiro (aunque con menos sorpresa) del dramatismo adolescentil en que están impregnadas las impresiones de entonces. 

Aunque tenían cuerpo. Y ahora, de cuerpo, sé un rato. 


Por eso he vuelto, aparte de porque me apetece. 

Porque se ha cruzado en mi camino creativo la suerte de encontrarme con alguien que me ha recordado que, en algún momento, disfruté de esto. 

Y quién sabe, quizás vuelvo a hacerlo. Y si no, al menos, sacaré forma de monetizarlo o transformarlo. 

Ahora sé que hay gente dispuesta a pagar por verme bailar. 

Cada uno a su forma, todos bailamos por monedas. Pam! Pam!

Solo que yo me relaciono con mi danza. 

 

También escribo desde un país más silencioso. 

Con los cafés más tranquilos.

Como si la gente quisiera que te concentrases en aquello que debes hacer. 

Hay más silencio, menos ruido, pero también hay más música inmigrante. Claro que ninguna es flamenco. 

 

Y sin embargo la gente del café ha decidido alzar el volumen general ahora. 

Lo justo para irritarme. 

 

También escribo desde una experiencia de vida más... más. 

La muerte me ha acariciado, la depresión, la ansiedad. 

Las relaciones ya no son cosas de estar o no enamorado. 

Hace más de lo que debería de la última vez que me enamoré. 

También hace menos de lo que debería. 

El caso es que sigo un manojo de desastres en lo que al querer refiere. 

Pero también soy más yo. 

Más de lo que nunca tuve ocasión. 

Me he bailado toda, una y otra vez, y saber, 

que voy a destrozarme el cuerpo, no sentada en una oficina,

sino bailando, 

chocándome contra el suelo

amando cuerpos que se prestan al presente de una experiencia performativa 

transformandome en texturas, en cosas, en cuerpos que están a metros de distancia, 

en el otro, 

impersonando a los muertos, 

yendo de cero a mil hacia pozos sin fondo de emoción,

me alivia.

Soy bailarina. SOY BAILARINA. BAILO. 

El baile es, como fue siempre, mi vida. 

Ahora, económica, social, educativa. Es mi proyecto. Vivir para bailarme. Y gracias a bailarme. 

Por eso puedo ser algo menos honesta en otros aspectos. En resumen, a lo que voy es, a que puedo volver aquí, desde una perspectiva diferente, y ver qué pasa. 

Quizás reescriba textos antiguos inclusive. 

Colaborando con mi yo de otro espacio-tiempo. 

Só tou a ver.