26 de marzo de 2012

Algo así debió sentir Dumbo con Jack's

En estado de tortuga la saturación desbloquea la carpeta donde se archiva la coherencia. Un paraguas bajo el que me empapo me protege de un áspero cielo seco hace estaciones, mientras aplasto charcos que salpican huracanes a los chasis de los monobuses. Siempre me gustaron las botas impermeables.

Casi respiro el tufazo a maría que emana de la azotea, y me divierto, imaginando la clase de orgías animales que tendrán allí arriba perezosos bichitos amorfos. -si Cajal levantara cabeza... probablemente no sería para leer esto-.
No parece que las nubes estén por la labor de hacer otra cosa. Y el jodido Pepito Grillo revolcándose con una mulata en Honolulú. Como si lo viera.

25 de marzo de 2012

Sueño


No cede a la voluntad de sus fatigados párpados, pues en la inconsciencia no es dueña de lo que ve, sino esclava de la aleatoriedad paranoica de su subconsciente. Prefiere seguir inventando caricias de porcelana y pupilas que se abrazan en la alta mar de unas sábanas de lino, al dulce naufragio del aquí y ahora; en un ahora que carece de eventualidad en el tiempo, solo existe en el espacio, en el espacio de sus sinapsis.

22 de marzo de 2012

Consigo atisbar la luz al final de la nada,
una destrozada parte de mí araña y desgarra por ascender hasta ella,
golpea los barrotes que adictivos recuerdos tras la niebla y una colonia de hombre han forjado;
y su voz queda sofocada con la vuelta del éxtasis que provoca
la insostenible esperanza de que la luz se halle en el vacío, en el hambriento súcubo de la oscuridad.
Solo espera ya rendida el día que cumpla su condena, 
consciente de que seguirá encarcelada aún cuando esta pase.

16 de marzo de 2012

Insolvencia cíclica

Luchas interminables sobre mis verdaderas conveniencias de inversiones.
De nuevo en números rojos,
excedí insensatamente el fondo de ilusiones de algún inocente acreedor,
llevándome una vez más a la quiebra.
Un fiasco, ya casi había pagado mi última hipoteca.
Otra vez tendré que huir de la zona.

7 de marzo de 2012

Laberinto sin calles

Miradas vacías, si la suerte se digna a mirar. Un horrible latido sano, corazón al ritmo de ningún nombre. La esencia de su presencia la abandonó hace ya mucho, y aún sigue ferviente en ella, pelea por sobrevivir en sus deseperados intentos de reencontrarlo en un lugar que él mismo dejó desierto para siempre.
Largas horas sumida en la esquizofrénica alucinación de su sombra escondida en ninguna parte; pero ahora camina despacio, pensativa entre las enmudecidas llanuras arenosas buscando, quizás solo recordar, quizás revivir lo recordado, pero nunca escapar del desierto. Se estaba demasiado bien aquí.



Replay mode on

Cálidamente acomodada en la butaca de un palco íntimo;
contemplo con nostalgia el vasto anfiteatro que ante mí se abre.
 Una considerable capa de polvo cubre el escenario;
 y sin embargo,
 disfruto una y otra vez de la función.

Esfuerzo de corte.

Neblina, una visión de futuro sometida a un borrón oscuro, ante todo incertidumbre y sed de aprendizaje. Todo por la sofisticada evolución de una comunidad de simios, que impone el sudor de fatigadas neuronas a la jerarquía del más fuerte, o quizás sea la jerarquía la que haya evolucionado también. Selección natural, la llaman algunos, yo lo llamo maravilla biológica.


No despego ojos del suelo esperando hallar una piedra bajo la que se esconda la motivación para invertir a largo plazo tan valioso tiempo, cuando el objetivo primordial es la conservación -mediante la transmisión- de unos cuantos genes egoístas. Ciertamente es desalentador el contribuir a la sociedad con tan alto esfuerzo sólo para publicitar mi fertilidad. Todo un camino de distracciones y tragaperras que alivien y camuflen el verdadero y simple propósito de nuestra existencia. Eudemonismo, lo llaman algunos. Yo lo llamo te jodes, es lo que hay.