22 de marzo de 2012

Consigo atisbar la luz al final de la nada,
una destrozada parte de mí araña y desgarra por ascender hasta ella,
golpea los barrotes que adictivos recuerdos tras la niebla y una colonia de hombre han forjado;
y su voz queda sofocada con la vuelta del éxtasis que provoca
la insostenible esperanza de que la luz se halle en el vacío, en el hambriento súcubo de la oscuridad.
Solo espera ya rendida el día que cumpla su condena, 
consciente de que seguirá encarcelada aún cuando esta pase.

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