25 de marzo de 2012

Sueño


No cede a la voluntad de sus fatigados párpados, pues en la inconsciencia no es dueña de lo que ve, sino esclava de la aleatoriedad paranoica de su subconsciente. Prefiere seguir inventando caricias de porcelana y pupilas que se abrazan en la alta mar de unas sábanas de lino, al dulce naufragio del aquí y ahora; en un ahora que carece de eventualidad en el tiempo, solo existe en el espacio, en el espacio de sus sinapsis.

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